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¿Un buen jefe nace o se hace?

Por Irelda Ceballos


 

Constantemente hablamos del rol de los líderes en la experiencia de las personas en el trabajo. Sabemos que un mal jefe puede arruinar un gran puesto, mientras que un buen líder puede hacer toda la diferencia. Sin embargo, esta conversación rara vez tiene una respuesta clara:¿Un buen jefe nace o se hace?


Más que intentar resolverlo con una verdad absoluta, me intención es reformular la pregunta:¿Qué hace a un jefe verdaderamente bueno? ¿Existe una fórmula secreta?

El superpoder más subestimado del liderazgo


Si tuviera que elegir una sola característica esencial en un buen jefe, diría esto: la curiosidad por el otro.

La capacidad de observar, escuchar, hacer preguntas y entender a las personas más allá de sus tareas o responsabilidades. Un buen jefe se interesa genuinamente por las personas con las que trabaja. Busca comprender sus necesidades, identificar sus fortalezas, acompañar sus procesos de desarrollo y crear condiciones para que puedan brillar.

Esto no significa invadir o sobrecargar, sino construir relaciones de confianza donde cada persona sienta que es vista, valorada y escuchada.


Lo que nos impide ser jefes curiosos

Aunque suena simple, no siempre es fácil.

Existen barreras sociales, culturales y organizacionales que hacen que la curiosidad se vea como algo poco importante o incluso inapropiado:

  • Barreras culturales, como la idea de que interesarte por lo personal es poco profesional.

  • Barreras sociales, como estereotipos o prejuicios que nos hacen asumir que ya sabemos cómo son los demás.

  • Barreras organizacionales, como estructuras jerárquicas rígidas que desincentivan la vulnerabilidad, el error o la conversación honesta.

Estas barreras generan líderes desconectados, relaciones superficiales y equipos donde el potencial humano se desperdicia.


¿Qué puedes hacer para empezar?

Empieza con algo básico pero poderoso: hacer preguntas.Ser curioso implica querer conocer y entender, y eso comienza con el hábito de abrir conversaciones:

  • ¿Qué parte de tu trabajo disfrutas más?

  • ¿Qué te gustaría aprender este año?

  • ¿Qué necesitas para hacer mejor tu trabajo?

  • ¿Qué te gustaría que yo supiera sobre ti?


Estas preguntas no son un checklist. Son una invitación a escuchar, a observar, a acompañar. Son herramientas para construir liderazgo con sentido.

Creo que un buen jefe no nace, se construye. Y se construye a través de pequeñas acciones repetidas todos los días: preguntar, escuchar, aprender del otro.

Porque al final, liderar no se trata de tener todas las respuestas, sino de tener la curiosidad suficiente para hacer las preguntas correctas.

 
 
 

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