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Más sueldo no basta: la estrategia que sí mejora la salud financiera de tu equipo

  • Marcela Hinojosa
  • 8 jul
  • 4 Min. de lectura

Por Marcela Hinojosa


Marcela Hinojosa, Finanzas con causa
Marcela Hinojosa, Finanzas con causa

En los últimos diez años me he dedicado a acompañar a personas a organizar mejor su dinero y, sobre todo, a construir una relación más sana con él. Como muchos profesionales de finanzas personales, al principio creía que lo más importante era explicar la teoría: cómo hacer un presupuesto, cómo controlar gastos, cuánto ahorrar y cómo invertir.


Sin embargo, después de muchas sesiones de seguimiento, descubrí algo que cambió por completo mi forma de enseñar: la teoría por sí sola no sirve de mucho si no logramos cambiar los hábitos y el comportamiento de las personas. En finanzas personales, aunque suene contradictorio, el verdadero reto no es técnico, sino humano: aproximadamente el 80% es comportamiento y solo el 20% son conocimientos financieros.


Uno de mis libros favoritos, Nudge de Richard Thaler y Cass Sunstein, lo explica con claridad: “La gente no toma decisiones como economistas racionales, sino como humanos falibles, distraídos y propensos a la procrastinación”. La ciencia del comportamiento —o behavioral science— nos enseña que nuestra fuerza de voluntad es limitada y que, para protegernos de nosotros mismos, necesitamos diseñar entornos y sistemas que nos ayuden a tomar mejores decisiones casi sin darnos cuenta.


Esto conecta profundamente con el mundo empresarial. A lo largo de mi trabajo con compañías de diferentes tamaños, he visto a directores y fundadores genuinamente preocupados por el bienestar financiero de sus colaboradores. Les preocupa ver cómo, a pesar de tener un salario competitivo, muchos empleados viven al día o endeudados, gastan de forma impulsiva y no construyen un ahorro que les dé tranquilidad. Es una frustración común: quieren ayudarles a usar mejor su dinero, pero no siempre saben por dónde empezar.


Y es que, aunque subir sueldos es importante, no es la única solución. Existe un fenómeno ampliamente estudiado llamado creep lifestyle o inflación de estilo de vida: a mayores ingresos, mayores gastos. Como dice Ramit Sethi en su libro I Will Teach You To Be Rich: “No importa cuánto ganes, si no controlas tu comportamiento, siempre gastarás más de lo que tienes”.


A esto se suma un contexto alarmante: en México, según la Encuesta Nacional de Salud Financiera (ENSAFI) realizada por la CONDUSEF, siete de cada diez personas viven con preocupación constante por su situación económica. Este estrés financiero impacta directamente en su rendimiento laboral: disminuye la concentración, la productividad y la creatividad. Todos, en algún momento, hemos sentido cómo un problema personal grande se cuela en nuestra mente y no nos deja ser nuestra mejor versión en el trabajo. Imagina eso, pero todos los días.


Entonces, ¿qué podemos hacer para ayudar a nuestros equipos? Después de años de darle vueltas al tema, mi conclusión es sencilla: necesitamos una mezcla de educación financiera clara, práctica y humana, combinada con sistemas de ahorro automatizados dentro de la empresa. Enseñar conceptos básicos de forma accesible ayuda a que las personas pierdan el miedo y se sientan capaces de tomar decisiones conscientes. Pero lo que verdaderamente marca la diferencia es la automatización.


Como enfatiza Richard Thaler: “Si quieres que la gente haga algo, haz que sea fácil” Y Ramit Sethi lo confirma: “La automatización es la clave para que las buenas decisiones financieras ocurran, aunque estés distraído, cansado o de malas”. Cajas de ahorro, descuentos voluntarios vía nómina y programas de aportaciones automáticas son ejemplos sencillos que funcionan mejor que cualquier sermón sobre gastos innecesarios.


En lugar de esperar que cada colaborador tenga la disciplina de transferir dinero cada quincena a su cuenta de ahorro, podemos crear sistemas que lo hagan por ellos. Así, protegemos su bienestar financiero y, de paso, fortalecemos la cultura de confianza y compromiso dentro de la empresa. Un equipo menos estresado financieramente es un equipo más enfocado, motivado y productivo.

Pero no basta con tener sistemas automáticos si nadie los usa. Me he topado con empresas que ofrecen cajas de ahorro, fondos colectivos o convenios con instituciones financieras... y aun así pocos colaboradores se inscriben. ¿Por qué? Porque nadie les enseñó para qué sirven ni cómo aprovecharlos.


La educación financiera es ese primer paso que desbloquea todo lo demás. Es lo que ayuda a las personas a entender lo que nunca les enseñaron en casa, en la escuela ni en la universidad: cómo tomar decisiones conscientes con su dinero, cómo ahorrar sin culpa y cómo invertir en su bienestar futuro.


Por eso, si quieres implementar un programa exitoso en tu empresa, no empieces solo con el “cómo”, empieza también con el “por qué”. Educar y automatizar es la mancuerna más poderosa que puedes ofrecerle a tu equipo.

Si eres líder, director o gerente, te invito a reflexionar: ¿qué sistemas tienes hoy para ayudar a tu gente a cuidar su dinero? Automatizar no solo es más eficiente: es un acto de empatía y responsabilidad compartida. Empieza hoy: enseña y diseña entornos que hagan que ahorrar sea la opción más fácil. Tu equipo (y tu empresa) te lo van a agradecer.

 
 
 

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