Por Valeria Guerra
Cerrar el año y empezar uno nuevo, siempre me ha emocionado. Desde niña, recuerdo los días familiares entre primos, tíos y abuelos, las vacaciones sin agenda y otras veces celebrando de viaje. Estos días entre Navidad y Año Nuevo, me encantan porque uno está más sensible o en sintonía con lo que siente y esto ayuda para reflexionar, agradecer y planear lo que sigue.
Soy de las que cada año planeo mis metas por escrito en una libreta a la antigua y ahora lo comparto con mis hijos, buscando animarlos a que ellos hagan lo mismo. Generalmente meto de todo un poco, desde viajar más, que mi esposo dice que no es manda, pero seguro les pasará a algunos de ustedes, que el viajar no tiene límites, aun cuando no me encanta volar. Siempre agrego una meta deportiva y si es en otra ciudad mejor, porque ésta me ayuda a mantenerme activa y he descubierto que si no me propongo una carrera o una “ hazaña”, no entreno. También siempre me propongo leer más, pero ahora solo libros que disfruto como novelas y clásicos. No puede faltar la parte espiritual, familiar y laboral, donde siempre aspiro a más plenitud, paz, libertad y crecimiento.
Me emociona planear, y comparto que me gusta más pensar en el futuro que en lo vivido. Una de mis máximas es que la vida se pone mejor con la edad, y sí lo estoy comprobando. Como que uno está más a gusto en su propia piel, literal con todo lo bueno y malo que llegue. Por ahí leí alguna vez, que lo único que tienen todos los presidentes de Estados Unidos en común, según sus biógrafos es que todos ellos escribieron en papel; Quiero ser el presidente de Estados Unidos. De ahí escribo cada año mis metas, y reviso como voy y no hay placer más rico que palomearlas.
Antes buscaba trabajar en los ocho aspectos tradicionales de la rueda de la vida, que se usa en el coaching; trabajo, finanzas, salud, familia y amigos, relación amorosa, crecimiento personal, espiritualidad y comunidad. Los sigo usando como referencia, pero desde la pandemia decidí no ser tan exigente conmigo y trato por año de enfocarme en 4, aunque sigo “echándole el ojo” a los demás, pero no con tanta intensidad. Me gustan estos aspectos porque te dan una vista de helicóptero de cómo esta tu vida y que tan pleno o satisfecho te sientes con ella.
Para cerrar esta reflexión, no me queda más que compartirte algunos de los que ya planee para el 2025 y que al escribirlos y ahora hacerlos públicos, seguro me comprometerán más. Como dicen por ahí; no le digas a nadie que estas adieta porque te van a estarán observando todo el tiempo. Aquí algunos de los que escribí muy inspirada el 25 de diciembre a las 8 am, después de la desvelada y sabiendo que tendría muchas horas hasta que el primero de mi familia, la mayoría adolescentes se despertara, aun sabiendo que estaban los regalos de Santa Clos; correr mi tercer maratón en una ciudad que no conozca, escribir mi siguiente libro, usar más mi bici, invertir más diversificado, reactivar mi podcast de política, escribir todos los días en mi diario, disfrutar acompañando más a mis hijos, impactar más empresas con mi negocio con nuevos productos y obviamente viajar más con amigas y con mi mejor compañero de viaje por más de 20 años.
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