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¿Cómo Cultivas tu Bienestar?

Eugenia Cantú

Por Eugenia Cantú




Hoy en día el bienestar es un tema que ocupa mucha mayor relevancia. Escuchamos, leemos y queremos aprender cómo sentirnos mejor, florecer en nuestras relaciones y en nuestro trabajo. Pero, ¿cómo incluimos la práctica de cultivarlo en nuestra vida diaria?

Según Richard J. Davidson - psicólogo, autor e investigador de las emociones y la neuroplasticidad del cerebro - el bienestar es una habilidad que se puede aprender practicándola. Para ello, propone cuatro principales pilares: 


La consciencia, que se refiere a nuestra capacidad para darnos cuenta de nuestros pensamientos, emociones y experiencias. Dentro de este pilar, está la capacidad que tenemos para enfocar y regular nuestra atención. Mientras estás haciendo tus actividades, ¿dónde está tu mente? ¿Puedes estar presente para notar tus pensamientos y cómo te estás sintiendo? Nuestra atención es la habilidad que tenemos para regresar al momento presente y darnos cuenta de las experiencias que estamos teniendo. ¿Qué está siendo importante para mí? ¿Qué está siendo un reto? ¿Qué se siente incómodo? ¿Qué estoy disfrutando? ¿Qué estoy descubriendo sobre mí? Además de hacernos preguntas, otra manera de estar más sintonizados con nuestras experiencias es compartir con quienes tenemos cerca, no sólo lo que hicimos durante el día, sino también lo que sentimos. Escucharnos a través de nuestras conversaciones.


La conexión con otros, que nace de la necesidad humana que tenemos de relacionarnos con los demás y desarrollar nuestro sentido de pertenencia. Las investigaciones demuestran que las relaciones personales son clave para nuestro bienestar. ¿Qué quiero incluir y compartir en mis relaciones con los demás? ¿Cómo quiero contribuir a tener relaciones que puedan florecer en la amabilidad, empatía y apreciación?


La percepción, que incluye el escuchar nuestro diálogo interno, conocer posibles creencias limitantes como parte de una narrativa que fuimos aprendiendo de nuestras experiencias, pero que no son nuestra identidad ni definen quienes somos. Para esto, es importante dedicarle espacio a la auto-indagación y reflexión para comprender mejor nuestras emociones y comportamientos, y cómo influyen en nuestra manera de relacionarnos con nosotros mismos y nuestro ambiente. Además, sirve para poder conocernos mientras vamos desaprendiendo y aprendiendo quiénes somos y quiénes queremos ser.


El propósito como último pilar nos invita a identificar nuestros valores y nuestras guías hacia una vida más significativa; aquello que a cada uno nos mueve, inspira, da gozo y nos anima a contribuir. ¿Qué es importante y valioso para ti? ¿Cómo conectas con tus intenciones y acciones para crear y experimentar una vida que para ti valga la pena vivir?

Estos cuatro pilares nos pueden dar mayor claridad sobre lo que vale la pena notar para cultivar. Para mí, el bienestar es una práctica continua de autoconocimiento que nos invita a cuidar la relación que tenemos con nosotros mismos, a reconocer lo valioso en nuestra vida y a apreciar la belleza de ser humanos.





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