Construir relaciones desde un nuevo lugar, lograr una alimentación que nos funcione, un trabajo más redituable, en general, conquistar las metas que nos proponemos.
Sin embargo, algunas veces, por no decir muchas, volvemos a lo aprendido, a la metodología que ya conocemos y desde ella, es evidente que obtener resultados distintos nos tomará más tiempo.
Sinceramente, ¿cuántas veces hemos intentado procesos o metodologías distintas? Por lo general, los seres humanos tendemos a reaccionar a lo ya conocido, por miedo a experimentar lo desconocido, por miedo a soltar lo que llamamos control y creemos o pensamos que mientras tengamos el control de las situaciones que se van presentando vamos a estar a salvo.
Esto simplemente es prolongar lo inevitable, ya que estamos volviendo a reaccionar, en vez de darle espacio al silencio y a la meditación para tomarnos el tiempo de responder desde un nuevo espacio. Porque tarde o temprano llega un momento en la vida en la que nos vamos a encontrar mirando la pared de frente y la única salida será, cambiar de dirección, apostar por lo desconocido, soltar el control y confiar en que lo que viene, conviene; aunque no tengamos idea de cómo se va a presentar el nuevo reto.
Hace un par de semanas un amigo me dijo algo que se me quedó grabado: es el proceso, no la perfección. Me hicieron tanto sentido sus palabras, porque es justo esto de lo que les vengo hablando. Creemos que si hacemos las cosas de la manera en la que ya conocemos estaremos más cerca de que éstas puedan salir ¨bien¨ y si me lees ya desde hace un tiempo, sabes que evito este tipo de palabras: bueno, malo, todo, nada, pues prefiero utilizar palabras como: funciona, verdadero o aprendizaje. Nada es bueno o malo, solo es perfecto para nuestra evolución o aprendizaje. No es que algo sea positivo o negativo, es revisar si esa vía nos funciona o no para la vida que queremos vivir o que, en el tiempo presente, ya estamos viviendo. Esa vida que hoy les recuerdo, cada segundo tenemos la oportunidad de diseñar.
El reto más grande es, que una vez que se nos presenta la oportunidad, fluyamos con lo que esta nos trae y que en vez de querer planear cómo la vamos a ejecutar, esperemos y contemplemos cómo la misma situación se va desenvolviendo. Solo así podremos obtener resultados diferentes cuando de hacer las cosas desde un nuevo lugar se trata.
Hoy te invito a dar el paso en lo desconocido, a descubrir nuevas formas, sistemas y visiones, porque desde ahí, te aseguro que también encontrarás una versión distinta de ti. Descubrirás una persona que quizás ni siquiera sabías que existía, que vive dentro de ti y que incluso es capaz de soñar nuevas posibilidades, dejando atrás las que actualmente te ofrece tu ego.