Por Regina Reyes Heroles
Hoy México tiene a su primer presidenta mujer y 40 por ciento de su gabinete está compuesto por mujeres. Es un hito y una responsabilidad que no podremos dimensionar hasta que Claudia Sheinbaum tome posesión el día de hoy.
Solo 27 países son dirigidos por una mujer y 107 jamás han tenido una mujer líder, según la Organización de las Naciones Unidas (ONU). En 141 naciones las mujeres ocupan menos de un tercio de las secretarías de Estado, y todavía hay siete países que no tienen representación femenina en sus gabinetes. Solo 27 por ciento de los puestos en los parlamentos y 35.5 por ciento de los escaños en los gobiernos locales son ocupados por mujeres. Si seguimos así, la paridad de género en la esfera política no se alcanzará antes de 2077.
“La representación de las mujeres en la política viene acompañada de un mejor desempeño económico general”, afirma el estudio “Representation Matters: Women Political Leaders del Oliver Wyman Forum”. Hay una correlación entre el número de mujeres en la política y la igualdad jurídica que permite oportunidades de participación en la economía. Cuando ellas tienen 50 por ciento o más de participación en los puestos públicos se incrementa hasta por 17 puntos porcentuales la calificación que otorga el índice The Women, Business and The Law (WBL).
Las mujeres con acceso a legislar influyen en los debates políticos aportando nuevos temas a la agenda, desafían estereotipos y promueven la colaboración en la toma de decisiones, explica el estudio. No solamente se trata de ellas, pues se avanza en leyes que promueven cuestiones cruciales en salud, educación, cuidados e infraestructura. Es inclusión, aportar a la lucha contra la violencia de género (social, laboral, física, psicológica y criminal) e inspirar a las niñas a buscar una mejor educación y más oportunidades profesionales.
Solo 14 países de 100 medidos por el WBL tienen igualdad económica legal y por lo tanto muestran un desempeño en su producto interno bruto (PIB) per cápita por encima del promedio. “A medida que se aprueban más leyes y políticas que prohíben la discriminación contra las mujeres, es más probable que más de ellas se incluyan en la economía, se aumenten las tasas de participación en la fuerza laboral, se reduzca el desempleo y la pobreza”, señala el estudio del Oliver Wyman Forum. Tener políticas logra un impacto económico que beneficia a todos.
Nuestra nueva presidenta tiene cientos de retos y una expectativa de justicia y equidad para todas las mexicanas. En ella está también la posibilidad de que muchas más aspiren y logren portar la banda presidencial en el futuro.
Comments